20 de mayo de 2004

Contracrónica del "Carnaval de Barcelona"

A menudo he oido la crítica que cuando los medios informan sobre un hecho del que un lector es un experto o ha vivido personalmente, se detectan grandes incorreciones o incluso deformaciones. "Si eso ocurre con lo que conozco, cómo saber si no me estarán desinformando también en lo que desconozco", vienen a decir. El sábado 15 de mayo, en el Carnabalona de Carlinhos Brown pude comprobarlo personalmente.

Empujones, aglomeraciones, un Carlinhos Brown al que no vi ni en pintura. En definitiva, una organización desastrosa. Igual que en las manifestaciones contra la guerra, los ciudadanos habían bajado de las aceras e invadían los carriles centrales de Paseo de Gracia por donde debía circular el Camarote Andante del artista. Para que avanzara el camión, diversos voluntarios debían abrirle paso a empujones, sin tener en cuenta la presencia de niños e incluso carritos de bebé aparcados en fila, constituyendo una barrera y un elemento propiciador de avalanchas humanas (dónde estaba la guardia urbana que tanto se afana en poner multas).

En cambio el redactor de La Vanguardia, Francesc Peirón, debía disfrutar de una posición privilegiada porque no percibió más que un verdadero éxito, un "chute de revulsivo" para los organizadores del Fórum 2004, dice textualmente. Incluso afirma que el tráfico no se vio afectado significativamente: "por la Gran Via se circuló bastante bien y no se cortó en momento alguno, mientras que la Diagonal sólo se cerró durante una hora". Que se lo digan a un conductor de la TMB que nos dijo que estaba todo el centro "colapsado", o a la gran cantidad de automovilistas que vi clavados al asfalto en la misma Gran Via.

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