4 de octubre de 2004

Cuando las palabras confunden

Al escribir / hablar sobre una materia muy específica disponer de una jerga propia, de tecnicismos, puede hacer que la comunicación sea más ágil. A veces, en cambio, más que facilitarla, esta jerga la entorpece. Esto es bastante frecuente en el periodismo que, aunque en sus formas especializadas (periodismo económico, científico, de tecnologías de la información) parezca que se dirija a interesados o expertos en el tema, debe procurar resultar igualmente comprensible para la población ajena a la materia. Sin que esto suponga un didactismo cansino.


Uno de los errores más frecuentes en este sentido es el uso de la palabra phishing (como en esta noticia). Por "phishing" se entiende simplemente la suplantación de identidad en Internet. Habitualmente se produce en forma de correos electrónicos aparentemente enviados por nuestro banco habitual en el que nos solicitan que actualicemos nuestras claves de acceso. Al hacerlo, en lugar de estar dirigiéndonos a la página web de la entidad bancaria, estamos yendo a una copia creada por un pirata. Una definición más completa se encuentra aquí y aquí. En realidad, cualquiera con unos mínimos conocimientos de diseño web, de correo electrónico y de servidores puede realizar esta suplantación, que resulta igualmente fácilmente detectable por alguien con esos mínimos conocimientos. La labor del periodista, en este caso, más que crear alarma entre los menos expertos en la materia usando palabrejas extrañas debería ser formar / informar. Internet no es un lugar tan inhóspito como a veces lo pintan y una ciudadanía mínimamente educada en el uso de las nuevas tecnologías podría sin duda sacar mayor provecho de las posibilidades de comunicación de la Red.

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