Las teorías de la conspiración siempre han tenido sus adeptos. Pero de aquí a que pasen a ser portada de diarios y de debate político... El Mundo publicaba este jueves: "
Interior falsificó un informe que planteaba vínculos entre ETA y el 11-M antes de enviárselo a Del Olmo". Falsificar. Falsear o adulterar algo, según lo define la Real Academia. Una grave acusación. Pero tras el impactante titular se esconde una realidad bastante menos ídem: el supuesto vínculo entre ambos es que tanto en el domicilio de uno de los responsables del 11-M como en un piso de ETA en Salamanca se localizó ácido bórico. Ni nitroglicerina, ni explosivos... simplemente ácido bórico. Una
sustancia química con propiedades antisépticas, antimicóticas y antivirales leves, que puede comprarse en cualquier droguería. No extraña, pues, que las especulaciones que esta coincidencia motivara no aparecieran en un informe oficial.