17 de junio de 2004

Problemas de traducción

Un error en la traducción causó hace unos días un pequeño desencuentro diplomático. Unas declaraciones del secretario de defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, sobre la amenaza de nuevos atentados terroristas en el mundo fueron mal traducidas (o incompletamente transcritas) por la agencia EFE.

Donde Rumsfeld dijo: "los niveles de amenaza sugieren un alto nivel de interés de los terroristas en atacar a Estados Unidos, en atacar a la mayor parte de los países occidentales. Lo hemos visto, como digo, en España y en otros muchos países" se tradujo: "El nivel de la amenaza sugiere un alto interés por parte de los terroristas en atacar Estados Unidos y muchos países más. España, Indonesia y otras cinco, diez o quince naciones".

Esta última afirmación, que fue la que llegó a los medios españoles, provocó la inmediata crítica por parte del Gobierno español, acusando a Rumsfeld de "imprudente". Tras la rectificación de EFE, enmienda también del Gobierno español.

Lo grave en este caso no es tanto el error (cualquiera puede equivocarse) sino que los medios lo difundieron dando las declaraciones por buenas. ¿Dónde quedó el contraste de la información con otras fuentes? Es evidente que los medios no disponen de recursos suficientes para cubrir in situ la información que se produce en cualquier lugar del mundo (las afirmaciones de Rumsfeld se produjeron en Singapur) pero en ocasiones la dependencia de la información de agencia resulta contraproducente y muy limitadora de la pluralidad.

Este incidente también ha puesto de manifiesto el peso excesivo que se otorga a la información de declaraciones (gran número de las noticias que llenan las portadas se basan en un cruce de declaraciones entre personas que representan diferentes posiciones u opciones políticas).

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